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Focaccia de la otra María

Focaccia dell'altra Maria

200 gramos de patatas cocidas

350 ml de agua tibia

10 g de levadura seca o 25 g de levadura fresca

20 g de aceite de oliva virgen extra

una pizca de azúcar

500 gramos de harina

12 gramos de sal


Una bandeja de horno cubierta con papel de hornear

Lámina de plástico

Toalla



🕐 10 🔪 45+45 ✋🏽 45 ⏱️ 👩🏼‍🍳


1. En un cuenco grande, poner el agua, las patatas cocidas, la levadura, el aceite y el azúcar. Mezclar todo durante 1 minuto con la batidora en la posición media o en la posición 4 del robot de cocina.

2. A continuación, añadir la harina y la sal. Mezclar con el gancho de amasar durante otros 3-5 minutos para que todos los ingredientes estén bien mezclados. Si la masa está demasiado húmeda: añadir unas cucharadas más de harina. No lo hagas demasiado seco.

3. Cubrir la bandeja con plástico y luego con una toalla y dejar que la mezcla suba durante unos 45 minutos en un lugar cálido y sin corrientes de aire.

4. Extienda la masa en la bandeja de horno y presione con los dedos húmedos para formar una masa plana y uniforme. Si la masa sale demasiado alta, dividirla entre dos platos o bandejas de horno engrasadas con aceite.

5. Dejar que suba por segunda vez (cubierto con papel de aluminio y un paño) durante 45 minutos: después de una media hora, precalentar el horno a 160 grados.

6. Vierta un poco de aceite sobre la masa y presione los hoyos en ella (de nuevo, con los dedos húmedos y grasientos) y esparza un poco de romero (fresco) por encima si es necesario.

7. Poner la focaccia en el horno durante unos 30 minutos. A continuación, suba la temperatura a 180 grados y deje la focaccia otros 10-15 minutos hasta que esté bien dorada.

8. Cortar la focaccia en trozos. Delicioso con una comida, pero también como aperitivo o en un buffet.



 

Es bueno saberlo


Hace años, estaba en la cocina de la madre (Maria di Giorgio) de un buen amigo. Estaba pelando patatas. No muchos, pero unos 2-3. Ella los cocinó. Estuve pendiente de lo que hacía, pero como sólo nos conocimos en la comida, no supe qué había hecho con ellos. No he visto ninguna patata en la mesa. Cuando le pregunté, me dijo, sonriendo, señalando la focaccia: en ella. Ya había alabado esa divina focaccia hasta el cielo. Con patata y todo.


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